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Programa: 17/11/2011
¿COMO SE COMUNICA EL ADOLESCENTE?
El adolescente no sólo utiliza para comunicarse todo el repertorio verbal o no verbal del que dispone, sino que algunas veces multiplica los mensajes contradictorios en una misma comunicación.
La comunicación de los adolescentes
Cada adolescente tiene un modo particular de comunicarse con los demás. La
comunicación típicamente adolescente difiere de la comunicación informativa de
los adultos. Sigue unas vías específicas que los adultos no siempre reconocen, o
que ellos también utilizan sin ser conscientes de esto.
La comunicación verbal y no verbal
El adolescente se deja guiar por sus impresiones, sus experiencias, sus
pensamientos inmediatos o sus convicciones para entrar en relación con los
demás. Como cualquier otra persona, el adolescente es especialmente sensible al
modo en que se le habla. Percibe con agudeza las emociones y los sentimientos de
su interlocutor. Es fácil acentuar sus propias reacciones. El adolescente mezcla
sus emociones, afectos, sensaciones, pulsiones y deseos con sus mensajes
verbales y no verbales. También habla con el cuerpo, con los gestos, con las
expresiones de su cara, sus entonaciones, sus actitudes, sus conductas, etc.
Modifica según sus impresiones, el objetivo y las reglas de uso que rigen los
intercambios. Asimismo, sorprende al interlocutor o lo desestabiliza con sus
reacciones inesperadas.
El adolescente no se comunica con el otro atendiendo únicamente al contenido
objetivo del mensaje. Puede responder a otro nivel y desplazar así la
comunicación. En ese caso responde “otra cosa” sin advertir a su interlocutor
sobre el modo en que se expresa o la forma del mensaje (cambia de entonación
hacia una más agresiva, o también confunde o transforma la entonación que le da
el otro).
El adolescente también puede desplazar la comunicación y referirse al propio
interlocutor, entonces no se comunicará sobre el contenido del mensaje, sino
sobre lo que siente con respecto al otro.
Mensajes múltiples y contradictorios
El adolescente no sólo utiliza para comunicarse todo el repertorio verbal o no
verbal del que dispone, sino que algunas veces multiplica los mensajes
contradictorios, en una misma comunicación. Además, esos mensajes pueden estar
codificados, sobre todo si se expresa con el cuerpo, ya que el adolescente suele
agregar, a una comunicación informativa, elementos interactivos que irrumpen
repentinamente en él, o que expresa, para hacer reaccionar al adulto.
En la comunicación interactiva, los mensajes no siempre deben entender de manera
literal, aunque si en segundo grado. El adulto debe decodificar los diferentes
sentidos, sobreentendidos, ya que el adolescente a veces habla sin ser
consciente del sentido de lo que está diciendo. Para acercar estos significados
un padre debe dejar que las palabras “trabajen” en él. Harán su efecto a través
de las diferentes interpretaciones que descubrirá a medida que reflexione y que
le permitirán, eventualmente, modificar algunas actitudes ante el adolescente.
No siempre es necesario informar al adolescente de las interpretaciones
descubiertas así. Cuando los adolescentes emiten mensajes contradictorios,
tenemos tendencia a pensar que son peleadores o quieren provocar. A veces estos
mensajes contradictorios no son sobre un mismo objeto, por ejemplo:
Ana: Se negaba a acompañar a su madre, que le había propuesto ir a visitar a su
abuela, pero la madre le insistió y fue protestando. Más tarde al despedirse de
su abuela, Ana le dice lo contenta que estaba de haberla ido a ver. Ana, no
quería rechazar a su abuela, pero si quería desobedecer a la madre.
Esta adolescente, expresa sucesivamente un no deseo y un deseo de ver a su
abuela. Pero su mensaje también tiene otro significado, el rechazo no tiene nada
que ver con su abuela, sino con la madre. En realidad esta adolescente no se
negaba a visitar a su abuela, sino a acceder a la petición de su mama, ya que
Ana confundía aceptar la demanda de su madre con la obediencia infantil. Durante
la adolescencia, algunos jóvenes se niegan a obedecer ordenes o propuestas por
puro principio, para desmarcarse de la infancia.
¿Cómo es en el adolescente la búsqueda de interacción con el adulto?
El adolescente es paradójico en lo que se refiere a la relación con sus padres o
educadores, ya que piensa que puede prescindir de ellos pero al mismo tiempo,
busca contacto con ellos. Da la impresión de que no tiene nada que contarles,
que no quiere hablar con ellos por nada del mundo, pero se comunica con ellos de
otro modo: con actos, con su cuerpo, o a través del trato con ellos.
Comunicación a través de actos
El adolescente puede hablar con su cuerpo, plantear preguntas o expresar
afirmaciones a tares de sus actitudes y conductas. Pero espera que el adulto le
responda, pero, él si, dentro del registro verbal. El adolescente utiliza esta
comunicación corporal, activa e interactiva porque invierte con fuerza en su
cuerpo, ya que este participa en la construcción de su propia individualidad.
El cuerpo ocupa a partir de la pubertad, un lugar preponderante en las vivencias
del adolescente y se convierte en una herramienta privilegiada de comunicación
con los demás. Por si mismo, el cuerpo del adolescente puede representarlo,
revelar su personalidad completamente. El adolescente es su cuerpo, ya que este
participa en la construcción de su propia individualidad. Por lo tanto lo
utilizará para expresar su identidad, sus dificultades de relación con los
demás, su deseo de diferenciarse de sus padres y de las generaciones
precedentes, y también su deseo de integrarse en su grupo de edad.
Esta comunicación no verbal se descubre a la vista y al oído de la indumentaria
del adolescente, el peinado, la ropa, su comportamiento o a través de sus quejas
somáticas (quejas somáticas como: cansancio, miedo de haber contraído una
enfermedad grave, dolores que afectan un órgano vital, pero sin signos clínicos
particulares).
Además el adolescente debe adaptarse a ese cuerpo, nuevo instrumento de medida y
de referencia para él. No sólo la imagen de su cuerpo se modifica también
cambian las relaciones espaciales consigo mismo, con los demás y con su medio
ambiente. Puede sentirse confuso y malhumorado por los cambios corporales que
experimenta y no puede dominar. El cuerpo se convierte al mismo tiempo en el
receptor de la palabra y en el medio para hablar espontáneamente de sentimientos
y emociones.
Comunicación a la defensiva
Cuando un adolecente está confuso por las informaciones que recibe, puede
adoptar actitudes defensivas cuya función es protegerlo, a corto plazo, de una
situación que de momento no controla, a la que no puede adaptarse. Estos
comportamientos permiten que el adolescente evite al mismo tiempo cuestionarse a
si mismo y tener en cuenta las palabras que le producen cierto malestar o
incluso le molestan. Esta comunicación a la defensiva se inscribe en el registro
mágico, el de la ilusión. Y se manifiesta de maneras muy diversas. Un ejemplo de
no aceptar ninguna crítica y estar siempre a la defensiva, puede ser: La madre
de Matías está preocupada por el comportamiento de su hijo, que no soporta
ninguna crítica, por más útil que sea. Cuando abre la boca para hablar con él
sobre su rendimiento escolar, del futuro, de sus salidas, etc., el adolescente
expresa su exasperación con suspiros, o indiferencia sin prestar ninguna
atención a las palabras de su mamá. Incluso, algunas veces, Matías se va cuando
su madre está a media frase.
Todas las personas que conviven con adolescentes se han topado con alguna
ocasión con estas actitudes pasivas, indiferentes, e incluso hostiles cuando
hablan con ellos oles piden que hagan algo. Y todas ellas han sentido un cierto
malestar, ya que tienen la impresión de dirigirse a una pared, o de encontrarse
con una fuerte oposición activa o pasiva. Por esto, se empeñan en justificar sus
palabras o en argumentar sus ideas, a veces sin resultados claros. Finalmente
los padres se sienten desestabilizados por las palabras irónicas o burlonas que
les dirigen los adolescentes como:” No te canses”, “A vos qué te importa...”
Mientras intentan convencerlos de la buena voluntad de sus intenciones.
La madre de Matías, podría no tomarse al pie de la letra el comportamiento de su
hijo, que confuso por lo que le dice, adopta la actitud inversa. Esta actitud
tiene como objetivo hacer callar a al madre. Ahora bien, no se trata ni de
callarse, ni de acentuar la confusión del adolecente.
Algunos recursos para los padres:
• Aprenda a identificar las actitudes defensivas de los adolescentes. Se
esconden tras las actitudes, conductas y palabras de evitación excesivas en
relación con la situación vivida. Regístrelas para ajustar su comportamiento y
las palabras
• Respete esas defensas. No las” busque” inútilmente, únicamente téngalas en
cuenta antes de seguir con lo que estaba diciendo o haciendo.
• No castigue ni tampoco infantilice al adolescente. Si es profesor, puede decir
por ejemplo:” Es evidente que lo que digo o pido que hagas no te interesa, pero
es mi deber decirlo o pedirlo. Podes no estar de acuerdo conmigo o no tener
interés, pero te pido que hagas un esfuerzo durante unos minutos…”
Se trata, en realidad de conducir al adolescente, que funciona según la ley
del”todo o nada”, hacia una posición más conflictiva para que mantenga en
conjunto, sin excluir alguna de ellas, las posiciones contrarias a lo que desea.
Para cerrar, otra recomendación: No se deje confundir ni desestabilizar por las
reacciones defensivas. Trate de tolerarlas, por supuesto después de haberlas
“puesto en palabras” con buena disposición, y luego acepte hablar o actuar según
la situación.
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